Unicaja

Cientos de aficionados reciben al Unicaja por el título de la BCL: Una madrugada que se hizo de día

Los jugadores del Unicaja posan con la afición en el aeropuerto.

Los jugadores del Unicaja posan con la afición en el aeropuerto. / Javier Albiñana

La fiesta en el novedoso parqué del Belgrado Arena, escenario del sexto título en la historia del Unicaja, fue espontánea. Había una deuda pendiente con la Basketball Champions League y esa derrota ante el Bonn que estaba tallada en las cabezas de los jugadores. Seis días en la capital serbia han merecido mucho la pena, tanto como para terminar de conquistar un título al que se había hecho acreedor siendo el mejor desde octubre a marzo. Pero es en abril donde se reparte el premio gordo. El millón de euros y la plata. En los vestuarios del inmenso pabellón serbio había escenas de júbilo y alegría. Ganar cuando se es el favorito es una liberación. Si en Badalona fue una sorpresa tremenda, en Belgrado no. 

La expedición se trasladó en autobús hasta el aeropuerto Nikola Tesla, escoltada por la policía serbia. Los autobuses con personalidades, aficionados y prensa llegaron antes. En la cola de seguridad y pasaportes coincidían también el Peristeri y el Lenovo Tenerife. Había habido tensión en pista y vestuarios con los canarios, también con las explosivas declaraciones de Txus Vidorreta, que seguramente empezaba a jugar ya el partido del miércoles en ACB. El aeropuerto de Belgrado no permite despegues más allá de la 1 de la madrugada, así que hubo que correr y apurar. Había atención a la prensa y sesión de fotos con la FIBA. Se llega a tiempo, el embarque fue rápido y algo más de tres horas de ruta hacia Belgrado.

La sensación era del deber cumplido, de liberación. Alguna cerveza y alguna copita de champán, pero poco más. Los jugadores departían alegres comentando batallas del partido, aficionados y personalidades se hacían fotos con el bonito trofeo de la BCL. El capitán, portugués, felicitaba por el título y la tripulación servía una cena frugal, bocadillo y fruta. Se cantaba alguna vez el himno, se felicitaba al delegado Javi Salvo por su cumpleaños y pasadas las cuatro de la mañana se aterrizaba en Málaga tras cruzar Italia, bordear las Baleares y entrar en la península. A la llegada, los servicios de seguridad del aeropuerto hacían sonar las bocinas como homenaje. 

Con Alberto Díaz inseparable con la Copa, los guardias civiles del control de pasaporte (Serbia no es Unión Europea ni Schengen y hay que cumplir el trámite) también le pedían fotos y llamaban a los jugadores por su nombre. Es un síntoma de cómo ha calado este equipo en la ciudad. Una vez se encendían los móviles se comprobaba que era verdad que había un montón de locos que habían hecho vigilia en la terminal esperando la llegada de sus ídolos, circulaban las imágenes. No importante que fuera lunes, qué mejor manera de comenzar la semana.

Allí, después de que Juanma Moreno saliera en primer lugar y botara con la afición, hacían ruido el pequeño grupo de Mihitas. Tras media hora para la salida de las maletas, salida pasada las cinco de la mañana por la terminal y el júbilo. Cánticos clásicos, el himno, choque de copa con Alberto ofreciendo el título y de manos con el resto de los jugadores, que agradecían la presencia a esa hora. 20 minutos largos en los que los aficionados que quisieron se pudieron fotografiar con técnicos y jugadores y felicitarles. Ibon muy solicitado, como Alberto y el MVP Perry. Otros, como el tío Will, intentaban pasar más desapercibidos. Hay que quererlo como es. Kameron Taylor, el único que no estuvo en Badalona, grababa todo con los ojos bien abiertos.  Y así casi aparecían los primeros rayos del día por el horizonte tras otra noche histórica y una madrugada en vela que mereció mucho la pena. 

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